Lectores secuestrados

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Me parece que es bastante difícil fomentar la lectura en los mas jóvenes. Desde luego que en mi época de estudiante acertaron muy pocas veces con las lecturas que nos asignaban.

Algunas fueron auténticos tormentos, seguramente porque no era el momento de acercarme a ellas, puesto que no cuestionaré su calidad, aunque lo cierto es que de aquellas novelas que «padecí» ya he olvidado los títulos y a sus autores.

Pero también las hubo que me atraparon de chaval, y son ejemplares que además guardo con cariño.

Una fue «Un mundo feliz» de Aldous Huxley, después juraría que llegaron casi seguidas «Rebelión en la granja» y «1984» de George Orwell. Eso si, la que dejó un buen poso fue «El guardián entre el centeno» de J.D.Salinger.

Ya veis que no soy nada original, eran títulos muy comunes y supongo que a unos cuantos de vosotros os tocaría también leerlos.

La cosa es que exceptuando «El guardián entre el centeno», los demás los he releído con el paso de los años y me han parecido aún mejores, pero con la novela de Salinger no he podido, o mejor dicho. no he querido.

Me absorbió tanto aquella lectura cuando tenía 17 años, mas o menos, que no he querido arriesgarme a que el paso de los años cambie aquella sensación que perdura tal cual.

No se si era una lectura encasillada para jóvenes, no lo creo. Tampoco he logrado entender a lo largo de tantos años, las referencias que se hacen a esa narración desde las perspectivas mas insólitas, incluso calificándola como excusa para las fechorías de algunos siniestros personajes, pero todo ello ha ido tejiendo una neblina alrededor de esa novela mitificándola. Algo grande debe tener sin duda.

Y claro, ahora si vamos y se lo contamos a los chavales para animarles a leer… ¡lo tendremos crudo!

Igual, no siempre, habría que desvincular los textos que se les proponen leer del análisis posterior (es solo una idea, porque quizá no fuese capaz de defenderla ante un profesor) y centrarnos en un objetivo simple: ¿qué queremos, que lean? Pues que lo hagan solo por disfrutar. Que lean lo que sea, al menos durante un tiempo para que se contaminen con este estupendo vicio de leer.

Al tener dos hijos, me ha tocado vivir la experiencia desde otro punto de vista y lo que he visto en los chavales no difiere demasiado de lo que nos sucedía a muchos a sus edades. Es verdad que ahora les ofrecen un abanico mas amplio de lecturas, que quizá hay mas flexibilidad para abordarlas,incluso en el tiempo que les asignen, pero el asunto de fondo no cambia demasiado.

Pensad los que ya no estáis en edad académica que ahora no leéis como en aquella época, ahora lo disfrutáis sabiendo que si no os gusta la novela la vais a dejar, que nadie os va a realizar alguna prueba al finalizar para medir vuestra comprensión del texto, incluso que nadie va a rebatir lo que penséis de la obra en cuestión.

Es verdad, aquello no era «leer», era interpretar, era estudiar o analizar… aquello era otra cosa, que no digo que no fuese necesario, porque lo sería, pero desde luego si lo que se perseguía era fomentar la lectura, con muy pocos se conseguía. El término «lector secuestrado» me parece muy adecuado.

Con todo lo dicho, ni por asomo se me pasa por la cabeza justificar la actitud de aquellos que ya de adultos no tocan un libro con un palo. A ese colectivo no le hizo ni bien ni mal el sistema educativo para fomentar la lectura, simplemente por lo que sea, no les gusta leer y ya está. Es este un lodazal en el que no me meto mas, porque al final acaban casi siempre heridas algunas sensibilidades y esto es algo para disfrutarlo, no para reprochar nada.

Superada aquella época de «lector secuestrado», pasé unos años ligeramente alejado de los libros. Nunca dejé de leer del todo, aunque lo hacía con escasa dedicación.

Pienso que quizá tenía otras cosas en la cabeza y no parecía necesitar de la fantasía o inventiva de la literatura, aunque curiosamente en esa época empecé a escribir mis primeros relatos. En cualquier caso volví a leer y encuentro en ello una recompensa tal, que la supongo acompañándome siempre.

Aquí debajo, enlace al interesante artículo que tras leerlo, me ha empujado a reparar sobre este asunto.

http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/04/23/como-lograr-superlectores-y-evitar-que-deserten/

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