
Entrevista en Bidebieta Irratia
Primera aparición en prensa, coincidiendo con el lanzamiento de la novela. Una buena manera de despiezar Dolor, para que el lector amplíe la visión que ofrece la sinopsis y se haga una idea, de qué clase de narración va a encontrar entre sus páginas.
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Francisco Panera: “Sería injusto pasar página sin enfrentarnos a un relato honesto de nuestra historia reciente”
El escritor basauritarra Francisco Panera (Bilbao, 1968), publica este miércoles 29 de septiembre su cuarta novela ‘Dolor’ (Nova Editorial), una novela dividida en dos hilos argumentales: por un lado, los duros años 90 de un joven en Euskadi y por otro en un pueblo minero al norte de León a finales del siglo XIX hasta los años 90. Charlamos con él para descubrir los secretos de sus nuevo libro, que avanza en el tiempo respecto a sus novelas anteriores. El 9 de noviembre se presentará en Basauri.
‘Dolor’ es tu cuarta novela y se sitúa en los años 90. ¿Por qué este ‘salto’ después de que tus anteriores novelas se situaran en épocas históricas pasadas? Tenía ganas de avanzar en el tiempo, porque eso te permite explorar otras historias, contextos y construir los personajes distintos a otras novelas. De todas maneras Dolor tiene otra particularidad, pues es una novela dividida en dos hilos argumentales que entremezclan sus capítulos. Uno está ambientado en Euskadi, en 1990 concretamente. El otro se ubica en una aldea perdida de la cordillera cantábrica, al norte de León y cuya acción se extiende desde finales del siglo XIX hasta que se topa de bruces con la trama fechada, en los 90. En realidad, un hilo argumental tira del otro hasta que muy avanzado el relato, se fusionan en uno solo.
El protagonista es un joven que ha vivido una etapa muy particular de la historia de Euskadi: la violencia, la tortura, las amenazas… ¿Por que crees que se ha escrito poco sobre este tema? La sensibilidad al respecto estaba a flor de piel y lo mismo a lectores que a muchos autores les afectaría personalmente, despertando inseguridades, pesar o controversia. Igual todavía no era momento para la ficción sobre una realidad dura y cotidiana. El qué se contase y cómo se contase, podía desatar juicios de valor entre la ficción de una narración y la actualidad del día a día, que terminaría por devorar el relato, dejando de lado la calidad literaria de la obra. Un condicionante aún presente, pero de otro modo. Así todo, afortunadamente hubo quien abordó el tema en sus obras y estas, poseen ese valor añadido.
¿Crees que la literatura, el cine y las series deberían hablar más de ello? Si, porque no debe haber tabús y además creo que eso sucederá. Lo que temo es que termine gestándose un subgénero literario, cinematográfico… Pero quienes tienen que hablar más de ello, hablar de todo y todos con todos, somos los que por edad vivimos esa época. Sería injusto pasar página sin enfrentarnos a un relato honesto de nuestra historia, pero comprendo que es muy difícil. Veremos qué pasa. A ver si no nos hacemos los locos, que lo mismo estamos condenando a generaciones futuras a tropezar en los mismos errores.
Si dejamos que sean las novelas o el cine quienes relaten la historia, la historia será una novela o una película, sujeta a la subjetividad de su autor. Pero bueno, con los libros de historia, a veces pasa algo parecido, y es que controlar el relato del pasado es muy importante para quienes desde el poder, pretenden encarar el futuro a conveniencia. Algo de eso nos mostraba George Orwell en su novela 1984.
La labor de documentación e investigación ha sido importante en tus otros tres libros. En ese sentido, ¿cómo te has documentado para escribir ‘Dolor’ al ser una época más reciente? El ambiente de Dolor está viciado por dos conflictos, pero ese no es el motor de la novela. En lo referente a Euskadi, tanto por haber nacido y vivido aquí, cómo por mi edad, es una época que conozco bien, cómo le sucederá a muchos lectores. Aunque hablamos de una ficción, algunos pasajes de la novela pueden resultar reconocibles al inspirarse en hechos reales.
Muy distinto fue escribir la otra trama. Acontecimientos cómo la revolución de 1934, la lucha obrera o la guerra civil, aunque están en el imaginario de todos, pertenecen a una época que puede y debe ser bien documentada. Al respecto, gracias a la generosidad de una historiadora leonesa que compartió conmigo su trabajo de investigación accedí a documentación muy concreta y localizada de los lugares en los que se desarrolla la acción. Así comenzaron a surgir nuevas ideas, subtramas y personajes. Eso es algo que siempre me ha pasado en el proceso de documentación y que enriquece las novelas en fondo y forma.
