De manipulantes, intrigantes y llorones.

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Están por cualquier sitio, en cualquier casa, trabajo o relación. Supongo que los manipuladores o manipuladoras son inherentes al género humano.

A medida que uno se va haciendo mayor aprende a reconocerlos mas rápido y diría que hasta con mas eficiencia, a pesar de que en muchos casos haya podido pasar años al lado de ellos sin ser consciente ¿quizá manipulado? Es posible.

Dejo a un lado, porque me da la gana a los “públicos”, llámalos políticos, religiosos, polemistas o creadores de opinión, como a ellos les gusta que les llamen (un obsequio chicos, de nada) para fijarme en dos especies mas cercanas.

Los he conocido que como víctimas de “algo” se construyen una vida engatusando a su entorno que gira en torno a sus enfermedades, males o miedos y puedo reconocer que en alguna rara ocasión quizá no sean conscientes ni ellos mismos de que interfieren en las vidas de terceros.

Algunas de estas personas crean un patrón de conducta que lo mantienen y siguen a rajatabla, así cuando reciben una negativa, enferman o hacen ver a otros que eso les afecta pero muestran una falsa resignación como empeño de sobreponerse a tal revés.

Son inteligentes, saben a que tiesto ir a plantar la semilla y normalmente tienen alguien cercano incondicional a sus requerimientos, al que como vampiros les van a ir succionado la energía vital cada vez que sufran un revés sus intenciones. El que acaba atrapado en su red se convierte aparentemente en su cuidador, su protector, pero nada mas lejos de la realidad. Esa es la actitud que el manipulador o manipuladora persigue, esa es su victoria.

Luego hay otro tipo no se si mas o menos nocivo que el anterior pero si mas osado. Estos necesitan tener a su presa atada bien en corto, puede ser su pareja, un hijo, un amigo… adoptando un aire paternalista. El manipulado, que ni por asomo se imagina que lo está, le admira, le ama, le aprecia en extremo. En ningún caso se siente amenazado por el aunque si sufre su presión y eso le hace normalmente ceder a sus pretensiones por convencimiento y sometimiento. Reconoce que que está menos capacitado que el o ella, pero al tiempo se siente afortunado de tenerle a su lado, porque de puertas a afuera de esa relación que mantengan, el manipulador o manipuladora es alguien normalmente reconocido, de cierto éxito algo de lo que el manipulado disfruta tan solo por estar su lado.

Saben poner ideas en otras cabezas y dejar que germinen, transforman a la persona poco a poco en lo que ellos necesitan, así pues nos podemos encontrar con parejas en las que uno de sus miembros va abandonado poco a poco a sus amistades de siempre o empeoran algunas relaciones familiares aunque el manipulador en esto se suele ganar algún aliado despistado.

Miente bien, sonríe mejor, los halagos sin medida cuando interesan y las dudas… siembran dudas sin acusar a algo o alguien veladamente. Con todo este cóctel la víctima sacará sus propias conclusiones que no son otras que las que persigue la presencia manipuladora que le ronda.

Y como ocurría con las presas del “manipulador víctima”, las de este sujeto mas “tirao pa lante” cuando surjan las disputas, que surgirán (ya lo creo que surgirán), llegarán a ponerse a su lado defendiendo a capa y espada a aquel o aquella que un día le hizo ver lo estúpido de sus aficiones, lo simple de sus gustos, o lo desastrosa que era su vida hasta que tuvo la fortuna de unir su vida a la de el o ella.

Pero en este caso concreto me asalta una duda, si alguien se enamora de su pareja y con los años la convierte en otra cosa ¿que hace cuando reconozca que aquel tipo o mujer que le robó el corazón ha desaparecido?

¿Cabe pensar que el propio manipulador o manipuladora sea también víctima de si mismo?

Pues me voy a guardar esta duda al menos, como un deseo.

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